Cómo surgió la primera dieta de pérdida de peso viral de la historia
Cómo surgió la primera dieta de pérdida de peso viral de la historia
La primera dieta para perder peso que se hizo viral fue popularizada por un funerario. Quizá porque había visto muchos cadáveres de personas con sobrepeso o, lo que es más plausible, por su propia obesidad.
Otoño de 1852. Prácticamente todo Londres acude con traje de luto al desfile fúnebre de Arthur Wellesley, duque de Wellington. La colosal procesión tardó cuatro horas y media en recorrer las calles de la ciudad, y no se había escatimado en gastos. Se instalaron seis mil farolas de gas nuevas en la catedral de San Pablo para la ocasión, y el cuerpo del “duque de hierro” fue llevado en un coche fúnebre de diez toneladas, adornado con lanzas y banderines. Un millón de personas abarrotaban las calles y los pisos superiores de los edificios para no perderse nada de la procesión. No era un simple funeral, era un evento por todo lo alto. El responsable de tan magnífico acontecimiento fue William Banting, a la sazón, director de pompas fúnebres de la Familia Real Británica en la primera mitad del s. XIX. También fue el encargado de los funerales de Jorge III y Jorge IV, que fallecieron en 1820 y 1830, respectivamente.
Desde joven, Banting comenzó a engordar y a la edad de 30 años, ya tenía sobrepeso, a pesar de carecer de antecedentes familiares. Preocupado por la evolución de su peso corporal, Banting consultó con un médico, que le recomendó hacer ejercicio todas las mañanas antes de ponerse a trabajar. Como vivía cerca del río y tenía una barca, cada mañana, Banting remaba durante dos horas. No consiguió perder peso, más bien al contrario, el ejercicio le daba hambre, por lo que terminó engordando aún más.
Lo intentó todo: nadar, caminar, montar a caballo y tomar el aire en el mar. Bebió “litros de medicina y licor de potasio”, tomó aguas termales de Leamington, Cheltenham y Harrogate, y baños turcos a un ritmo de hasta tres por semana durante un año, pero sólo consiguió perder algo menos de 3 kilos en todo ese tiempo.
El desafío más importante al que se sometió fue la “dieta de la inanición”, propuesta por Frederick Madison Allen. Este médico estadounidense sostenía, antes del descubrimiento de la insulina, que la restricción calórica y el ejercicio físico podían alargar la vida de los pacientes con diabetes. Los pacientes debían seguir dietas de tan sólo 400 kcal diarias, en las que prácticamente se eliminaban los carbohidratos. De esa forma conseguían eliminar la glucosa en orina pero las dietas eras demasiado extremas. Los pacientes que abandonaban el tratamiento y volvían a sus dietas anteriores morían poco después debido a la diabetes. Los pacientes que seguían fielmente las dietas, terminaban desnutridos y morirían de hambre, aunque vivían más tiempo. Después de seguir la dieta de Allen, William Banting terminó siendo hospitalizado.
Llegó un momento en que el peso de Banting era tan elevado que tenía que bajar las escaleras de espaldas porque no podía verse los pies debajo de la barriga y temía caerse. En 1862, a los 65 años, Banting pesaba 92 kg y puesto que medía solo 1,65 m, su IMC erade más de 33 kg/m2. Tenía que hacer algo para resolver el problema o temía que moriría pronto. Por eso, consultó con un nuevo médico. Willian Harvey era otrorrinolaringólogo, pero tenía gran interés en la dietética, sobre todo enfocada a la diabetes, tras escuchar varias conferencias de Claude Bernard en París. Bernard contribuyó enormemente a que la medicina fuera considerada una ciencia más. Además de establecer el uso del método científico en medicina, descartó varios conceptos erróneos previos y cuestionó presunciones comunes. Fue en ese contexto en el que Banting recibió el asesoramiento de William Harvey sobre la influencia de la alimentación en la diabetes y las disfunciones hepáticas. Hasta que apareció Harvey en su vida, la dieta diaria de Banting era más o menos esta:
- Desayuno: pan y leche, o medio litro de té con abundante leche y azúcar, y tostadas con mantequilla.
- Cena: carne, cerveza, pan y bollería.
- Merienda: una comida similar a la del desayuno.
- Cena: generalmente una tarta de frutas o pan y leche.
Harvey recomendó a Banting que eliminara el pan, la mantequilla, la leche, el azúcar, la cerveza y las patatas. Es decir, sobre todo, alimentos muy ricos en almidón y lo que él llamaba “sacarinas”, aunque quería decir sacarosa (azúcar). Así, la dieta incrementó el contenido en proteína, lo que Banting agradeció enormemente. De hecho, mencionó que encontraba el nuevo plan dietético “más lujoso y satisfactorio en comparación con sus hábitos alimentarios anteriores”. Por otra parte, podía comer todas las verduras que quisiera y dos o tres copas en la cena de vino de Jerez o Madeira, pero no de Oporto.
Según Catherine M. Champaign profesora de la Universidad del Estado de Luisiana, la dieta propuesta por Harvey, tenía esta composición en macronutrientes y alcohol 1.
Componentes | Ingesta media diaria | Energía (% kcal) |
---|---|---|
Energía | 1714 kcal | |
Proteína | 115 g | 27% |
Grasa | 42 g | 22% |
Carbohidratos | 119 g | 28% |
Alcohol | 56 g | 23% |
La dieta de Harvey funcionó. Solo cinco meses después, Banting ya pesaba 84 kilos (8 menos) y, en agosto del año siguiente, 70 kilos. Además, había recuperado la audición, la vista había mejorado y se encontraba más ágil.
Banting estaba tan entusiasmado con los beneficios de la dieta que había seguido, que no solo pagó a Harvey sus honorarios, sino que le hizo una donación de 50 libras para sus hospitales. Pero, por encima de eso, decidió hacer pública la dieta que había seguido para que todas las personas pudieran beneficiarse de ella. En 1863, escribió un folleto en forma de testimonio personal llamado “Carta sobre la corpulencia, dirigida al público”2 (puede consultarse en la revista Obesity Research). El éxito fue arrollador, distribuyendo 1.000 copias la primera edición y 1.500 la segunda, sin cobrar nada por ninguna de ellas.
En el folleto, Banting Banting pretendía concienciar sobre el problema de la obesidad, argumentando que a menudo se pasa por alto hasta que se vuelve grave. Animaba a las personas a buscar remedios antes de que la condición empeorara:
La obesidad se aproxima de manera tan gradual que, hasta que está muy avanzada, las personas rara vez se convierten en objeto de atención. Muchos pueden incluso felicitarse por su apariencia atractiva y no buscar consejo o remedio para lo que no consideraban un mal.
Banting señala que, inicialmente, consideró enviar sus ideas a revistas médicas, pero optó por publicar el folleto él mismo para llegar a un público más amplio. Sin embargo, aunque recibió el aplauso del gran público, era tan contrario a la doctrina establecida que provocó airadas protestas entre los miembros de la profesión médica. La “Dieta de Banting” se convirtió en el centro de una intensa controversia y el folleto fue ridiculizado y distorsionado. Nadie podía negar que la dieta había funcionado, al menos en su caso, así que el folleto no fue criticado por sus resultados, sino por ser poco científico, en lo que los críticos tenían toda la razón.
Félix Niemeyer acudió al rescate de Banting desde Stuttgart y consiguió que la nueva dieta fuera aceptable por los médicos cambiando su filosofía. En aquel momento, la teoría era que los carbohidratos y las grasas se quemaban juntos en los pulmones para producir calor, por lo que se los denominaba “alimentos respiratorios”, según la definición de Justus von Liebig, en contraposición a los alimentos plásticos como las proteínas 3. Después de examinar el folleto de Banting, Niemeyer encontró una solución al problema. Todos los médicos sabían que al contrario que las proteínas, los alimentos respiratorios engordaban. Por tanto, Niemeyer interpretó que “carne” en la dieta de Banting significaba sólo carne magra sin grasa y este sutil cambio resolvió el problema. La dieta Banting se convirtió en una dieta alta en proteínas con restricción de carbohidratos y grasas. Una dieta que fue modelo para dietas actuales como la de Atkins, que permite una ingesta ilimitada de proteínas y grasas, mientras que restringe los carbohidratos a menos de 20 gramos al día inicialmente. Las dietas tan restrictivas son seguidas por muchas personas a pesar de que no están respaldadas por la evidencia científica, al menos en el largo plazo4, por lo que no deben realizarse sin la supervisión de un profesional.
Para terminar, me quedo con esta frase de Banting:
Puedo afirmar con seguridad que la cantidad de la dieta puede dejarse al agrado del apetito natural, y que sólo la calidad es esencial para disminuir y curar la corpulencia… Estos importantes deseos se han logrado por los medios más fáciles y cómodos… mediante un sistema de dieta que antes habría considerado peligrosamente generoso.
Es decir, hace casi 200 años Banting ya consideraba que no es necesario restringir la cantidad de alimentos que se ingieren para controlar el sobrepeso, sino que es más importante centrarse en su calidad. Se puede perder peso de una manera cómoda, sin pasar hambre, o al menos de una forma mucho más fácil que todos los tratamientos a los Banting y muchos otros se han sometido. Para eso es imprescindible contar con los dietistas-nutricionistas.
Soy Científico Titular del CSIC y profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide. Me gusta investigar, la docencia y la divulgación, así que hago lo que puedo para dedicarle tiempo a las tres. Además, soy un apasionado de las presentaciones e imparto cursos para ayudar a otros a que sus presentaciones sean más eficaces.
- Bray GA, Qi L, Sacks FM. Is There an Ideal Diet? Some Insights from the POUNDS Lost Study. Nutrients. 2024; 16(14):2358. https://doi.org/10.3390/nu16142358
- Banting W. Letter on corpulence, addressed to the public. 1869
- Von Liebig J, Gerhardt C, De Porto MJ. Química orgánica aplicada a la fisiología animal y a la patología. 1845
- Astrup A, Meinert Larsen T, Harper A. Atkins and other low-carbohydrate diets: hoax or an effective tool for weight loss? Lancet. 2004;364(9437):897-899. doi:10.1016/S0140-6736(04)16986-9