Nutrir el alma: llegar a la felicidad a través de los alimentos
Nutrir el alma: llegar a la felicidad a través de los alimentos
Decía Gabriel García Márquez, que “no hay medicina que cure lo que cura la felicidad”. Y es que, en definitiva, el propósito final de todo ser humano es ser feliz. La salud nos proporciona parte del bienestar necesario para alcanzar un alto grado de felicidad y ahí los alimentos juegan papel esencial. Pero los alimentos nos conducen a la felicidad por otros caminos también, como el del placer. El carácter hedónico de la alimentación es innegable. Así pues, comer nos proporciona placer y salud, aunque no siempre consumiendo los mismos alimentos.
Recientemente, Arthur C. Brooks ha publicado un artículo sobre la alimentación y la felicidad en la revista The Atlantic, titulado La Dieta Definitiva de la Felicidad. Brooks, es profesor de la Universidad de Harvard, donde enseña sobre liderazgo y felicidad. Pero, ¿realmente existe una dieta de la felicidad o es una exageración? Por otra parte, ¿qué es la felicidad?
A lo largo de la historia, el término “felicidad” ha tenido varios significados, desde vivir de acuerdo a un determinado comportamiento moral hasta disfrutar de condiciones materiales favorables. En la actualidad, los científicos sociales definen la felicidad como la satisfacción subjetiva con la vida, o también como el bienestar subjetivo. Esta evaluación de la vida se basa en dos componentes: el nivel hedónico de afecto, es decir, cómo se siente la persona en general y la satisfacción con lo que se obtiene de la vida.
El Placer de Alimentarse
En ese sentido, en los últimos años ha crecido el interés por disfrutar del placer de la gastronomía. Como prueba, la popularidad de los grandes cocineros y los restaurantes con estrellas “Michelín”. Además, cada vez más personas se preocupan por su dieta, para mejorar o mantener su estado de salud, como un camino a la felicidad. Incluso en ocasiones, ambas cosas van de la mano: se puede comer sano y de forma placentera. Pero, ¿hasta qué punto comer más saludable y disfrutar con ello nos proporciona felicidad?
Los alimentos ultraprocesados están específicamente diseñados para proporcionar placer, así que en principio, deberían contribuir a la felicidad por la vía del sistema de recompensa del cerebro. Combinaciones de altos niveles de grasa, azúcar o sal promueven en el individuo oleadas de placer, lo que fomenta el consumo excesivo. Sin embargo, aunque no hay estudios específicos sobre el consumo de estos productos y la felicidad, la evidencia científica nos muestra que los ultraprocesados se asocian con mayores niveles de depresión 1. Es probable, que el estímulo constante con alimentos hiperpalatables esté provocando respuestas exageradas en el cerebro, que en realidad, no contribuyen a la felicidad, sino solo a un placer inmediato.
El cerebro humano está diseñado para encontrar gratificante el acto de alimentarse. Pero del mero placer a la felicidad hay un abismo y para saltarlo, es necesario construir un puente con elementos de socialización. Un estudio realizado en Tailandia, en el que participaron casi 40000 personas durante 8 años, mostró que las personas que comían solas habitualmente eran también las que manifestaban grados más bajos de felicidad 2.
Otras investigaciones sugieren que la frecuencia y la regularidad de las comidas pueden influir en la felicidad. Un estudio en el que participaron estudiantes iraníes, encontró que las personas más felices eran aquellas que comían tres comidas diarias con uno o dos tentempiés entre ellas 3. De todos modos, más que apoyar un consumo constante de alimentos durante todo el día, el estudio enfatizaba la importancia de mantener un horario regular de comidas.
Por otra parte, existen evidencias sólidas de que una alimentación saludable tiene un efecto causal en la felicidad. Eso no significa que comer de manera saludable siempre incrementará la felicidad en todas las personas, pero los estudios muestran que la tendencia es lo suficientemente fuerte y universal4. Por eso, Ruut Veenhoven, sociólogo de la Universidad de Rotterdam y pionero en estudios sobre la felicidad, propone que las dietas saludables sean consideradas en las políticas que promuevan el bienestar, incluyendo la educación en felicidad. El mecanismo por el cual la alimentación saludable influye en la felicidad, podría no estar solo relacionado con la salud. Veenhoven especula con otras vías a través de las cuales los la alimentación favorece la felicidad, como la mejora del estado de ánimo o la facilidad para atraer a personas agradables. En cuanto a los alimentos en sí, Veenhoven sugiere una dieta variada y equilibrada para aumentar la felicidad, moderada en grasas y aceites, baja en sal y azúcar, y rica en frutas y verduras.
Dieta Mediterránea y Felicidad
Esta dieta que propone Veenhoven, se asemeja mucho a nuestra Dieta Mediterránea, salvo que la nuestra seguro que contiene más grasa. Pero como ya expliqué en otro post, la Dieta Mediterránea se puede permitir el lujo de contener más grasa siempre que proceda del aceite de oliva.
En Grecia y Chipre han evaluado hace poco la relación entre la adherencia a la Dieta Mediterránea y la felicidad5. Los resultados destacan que las personas que consumían una dieta más parecida a la Dieta Mediterránea ideal, se sentían con más energía, pensaban que eran más eficientes y estaban menos preocupados. Pero, ¿eran más felices? Pues sí. Además de todo esto, aquellos con más adherencia a la Dieta Mediterránea también manifestaban estar más satisfechos con la vida y ser más felices. Por tanto, había más personas en ese grupo que decían que la vida merecía la pena, en comparación con los que consumían una dieta más alejada de la mediterránea. Eran los mismos que pasaban más tiempo con familiares y amigos. Por cierto, además de ser más felices, estaban más satisfechos con su trabajo. Igual deberían tener esto en cuenta algunos empleadores y promocionar la Dieta Mediterránea en sus empresas.
Un estudio realizado entre españoles por la Universidad de Oviedo mostró que, como en estudios anteriores, el consumo de frutas y verduras tenía un efecto positivo significativo en el bienestar subjetivo6. Pero lo más curioso es que no pudieron encontrar una asociación entre las comidas en compañía y la felicidad, salvo cuando se comía en casa de familiares o amigos. Dicho de otro modo, más allá de consumir alimentos saludables, hay que disfrutar comiendo, y sobre todo, hacerlo con amor y con la gente que uno ama.
Comer en España
La esposa de Arthur C. Brooks es española, por lo que el profesor ha visitado nuestro país en numerosas ocasiones y ha tenido la oportunidad de experimentar cómo son las comidas en familia y con amigos en España. Brooks destaca el enfoque alimentario de los españoles como un modelo a seguir. Las comidas son sociales, variadas y equilibradas, con un consumo moderado de carbohidratos y alcohol. Pero sobre todo, en su artículo dice que los españoles rara vez comen solos y las comidas suelen ser largas y compartidas. Por eso, Brooks afrima que se siente más feliz después de pasar un tiempo en España. Aunque también podría ser que Brooks estuviera de vacaciones cuando viene a España y que esa fuera la razón de su felicidad, ¿no?
Parece que la receta para la felicidad podría estar en la mesa, pero no solo en los alimentos que ponemos en ella, sino en cómo y, sobre todo, con quién los preparamos y los consumimos. Disfrutar de una dieta equilibrada como la mediterránea, rica en frutas, verduras y con un buen chorro de aceite de oliva, no solo nos hace más saludables, sino también más felices. Y si además compartimos esas comidas con amigos y familiares, el placer es doble. Así que, para tener una vida saludable y feliz, más que contar calorías, quizás deberíamos contar los momentos felices que pasamos comiendo en buena compañía.
Soy Científico Titular del CSIC y profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide. Me gusta investigar, la docencia y la divulgación, así que hago lo que puedo para dedicarle tiempo a las tres. Además, soy un apasionado de las presentaciones e imparto cursos para ayudar a otros a que sus presentaciones sean más eficaces.
- Lane MM, Gamage E, Travica N, Dissanayaka T, Ashtree DN, Gauci S, Lotfaliany M, O’Neil A, Jacka FN, Marx W. Ultra-Processed Food Consumption and Mental Health: A Systematic Review and Meta-Analysis of Observational Studies. Nutrients. 2022;14(13):2568. doi: 10.3390/nu14132568.
- Yiengprugsawan V, Banwell C, Takeda W, Dixon J, Seubsman SA, Sleigh AC. Health, happiness and eating together: what can a large Thai cohort study tell us? Glob J Health Sci. 2015;7(4):270-7. doi: 10.5539/gjhs.v7n4p270.
- Lesani A, Mohammadpoorasl A, Javadi M, Esfeh JM, Fakhari A. Eating breakfast, fruit and vegetable intake and their relation with happiness in college students. Eat Weight Disord. 2016;21(4):645-651. doi: 10.1007/s40519-016-0261-0.
- Bergsma A, Buijt I, Veenhoven R. Will Happiness-Trainings Make Us Happier? A Research Synthesis Using an Online Findings-Archive. Front Psychol. 2020;11:1953. doi: 10.3389/fpsyg.2020.01953.
- Deligiannidou GE, Philippou E, Vasiari E, de Andrade VL, Massaro M, Chervenkov M, Ivanova T, Jorge R, Dimitrova D, Ruskovska T, Miloseva L, Maksimova V, Smilkov K, Gjorgieva Ackova D, García-Conesa MT, Pinto P, Kontogiorgis CA. Exploring the Relationship between Mediterranean Diet Adherence and Subjective Well-Being among Greek and Cypriot Adults. Nutrients. 2024;16(8):1238. doi: 10.3390/nu16081238.
- Cabiedes-Miragaya L, Diaz-Mendez C, García-Espejo I. Well-Being and the Lifestyle Habits of the Spanish Population: The Association between Subjective Well-Being and Eating Habits. Int J Environ Res Public Health. 2021;18(4):1553. doi: 10.3390/ijerph18041553