La hipótesis de supervivencia a la fructosa: un giro revolucionario sobre el origen de la obesidad

waffle with nutella bottle

La hipótesis de supervivencia a la fructosa: un giro revolucionario sobre el origen de la obesidad

En 2016, escribí uno de mis primeras entradas en este blog, que versaba sobre la utilización de la fructosa en las dietas de las personas diabéticas. De hecho, es la entrada más visitada. Ahora vuelvo con otro tema sorprendente relacionado con la fructosa: la hipótesis de que la fructosa podría estar en la causa de la epidemia de obesidad que sufrimos. No sé si será una de la más leías, pero con seguridad es una de las más complejas. Vamos a intentar hacerlo fácil sin caer en incorrecciones.

La hipótesis de la supervivencia a la fructosa ha surgido como un intrigante mecanismo que podría explicar el desarrollo de la obesidad. El consumo de fructosa podría inducir un estado de déficit energético al reducir los niveles de ATP en las células. Esta teoría sugiere que este mecanismo se habría desarrollado para ayudar a los animales a acumular grasa cuando la comida estaba disponible, anticipando una futura escasez. Sin embargo, en la actualidad, el consumo crónico excesivo de fructosa podría convertir este mecanismo beneficioso en la causa de la obesidad y de las enfermedades asociadas.

Para quienes no estén familiarizados, la fructosa es el carbohidrato distintivo de las frutas, y al unirse con la glucosa, forma la sacarosa, el azúcar común que todos conocemos. Es decir, una molécula de sacarosa (azúcar) es la unión de una molécula de glucosa y otra de fructosa. Su dulzura, 173 veces mayor que la de la glucosa, ha llevado a que se promueva como una alternativa para diabéticos, ya que no genera el temido «pico de glucemia». La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) respaldó esta noción en 2011, señalando menores aumentos de glucosa postprandial al reemplazar glucosa y sacarosa por fructosa en bebidas 1.

Sin embargo, la propia EFSA también emitió una advertencia sobre las «altas ingestas de fructosa», reconociendo posibles complicaciones metabólicas como dislipemia, resistencia a la insulina y adiposidad visceral. La inclusión de esta expresión podría haberse hecho para excluir a la fruta y la miel, ricas en fructosa, de los posibles riesgos.

Científicos de la Universidad de California llevaron la discusión un paso más allá al sugerir que la fructosa podría ser tóxica para el hígado, proponiendo incluso su regulación al estilo del alcohol 2. Afirmaron que el exceso de fructosa, especialmente en cantidades excesivas, podría propiciar el desarrollo de la obesidad y afectar el metabolismo lipídico y de la glucosa.

En ese contexto surge ahora la hipótesis de la supervivencia a la fructosa, propuesta por investigadores norteamericanos 3. En el corazón de esta hipótesis se encuentra un mecanismo complejo que involucra la reducción de los niveles de ATP en las células por la fructosa ingerida en los alimentos. El ATP es la molécula que actúa como moneda de intercambio de energía en la célula. Es decir, se necesita gastar ATP para obtener energía para el funcionamiento celular.

El mecanismo sería como sigue. Mediante un rápido consumo de ATP, la fructosa reduciría sus concentraciones en las células. Ese proceso se debe a la acción de una enzima, la fructoquinasa C (KHK), que necesita ATP para metabolizar la fructosa. Además, se produciría una inhibición de la producción de ATP procedente de la grasa, mediante el bloqueo de la oxidación de los ácidos grasos. Este es proceso que tienen nuestras células para producir energía a partir de la grasa y tiene lugar en las mitocondrias, la máquinas de generar energía. De este modo, en lugar de gastar grasa para producir energía, se acumula más grasa. Sin embargo, al cuerpo le sigue faltando energía, así que la ingesta de alimentos continúa hasta que finalmente se restablecen los niveles de ATP. Todo ello a costa de aumentar la ingesta total de energía, cuyo exceso se almacena en forma de grasa en el tejido adiposo.

En este escenario de déficit de ATP provocado por el exceso de fructosa, la célula entra en “modo supervivencia”, ya que considera que está en una época en el que la comida está mínimamente disponible. Aunque el propósito de este mecanismo es ayudar a la supervivencia, en nuestro entorno obesogénico, en el que se ingiere un exceso de fructosa procedente de alimentos ultraprocesados, la respuesta de supervivencia puede conducir a la obesidad.

La respuesta de supervivencia incluye una gran cantidad de procesos, entre los que se incluyen la estimulación de la vasopresina, la activación del sistema nervioso simpático, la inhibición de la secreción de insulina, la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona, la activación del sistema inmunológico y la activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. Como consecuencia, se darían una variedad de cambios metabólicos y fisiológicos relacionados con la obesidad y sus enfermedades metabólicas asociadas. Estos cambios incluyen resistencia a la insulina, dislipidemia, hipertensión, inflamación, estrés oxidativo y lesiones renales.

Esta novedosa perspectiva unifica las diversas hipótesis sobre la generación de la obesidad, resaltando la importancia de considerar la dieta, especialmente el consumo de alimentos ultraprocesados, sobre todo los que contienen fructosa. Las anteriores hipótesis de la obesidad difieren de esta en su enfoque en grupos de alimentos y macronutrientes específicos.

La hipótesis del equilibrio energético propone que la obesidad se debe a una ingesta excesiva de energía en comparación con el gasto, mientras que la hipótesis de los hidratos de carbono y la insulina sostiene que la obesidad se debe principalmente a la ingesta de alimentos que contienen azúcar de mesa, jarabes de fructosa o hidratos de carbono de alto índice glucémico. Otras hipótesis se centran en el papel de las grasas, las proteínas y los alimentos ultraprocesados. Sin embargo, todas las hipótesis reconocen que el aumento de peso es probablemente el resultado de ingerir más calorías de las que se utilizan. No así en el caso de la hipótesis de la fructosa, ya que sería suficiente con ingerir grandes cantidades de fructosa y no tanto de calorías para engordar. En la siguiente tabla os hago un resumen de las hipótesis.

HipótesisMecanismoCausa dietética
Balance energéticoAumento de la ingesta energética y reducción del metabolismo; la grasa es la principal fuente del aumento de la ingesta energética.Alimentos muy apetecibles (ultraprocesados), alimentos densos en energía (ricos en grasas).
Carbohidratos/insulinaLa insulina aumenta la acumulación de grasa.Hidratos de carbono de alto índice glucémico (azúcar, patatas, pan, arroz).
Apalancamiento proteicoExiste un apetito específico por las proteínas y las dietas bajas en proteínas estimulan la ingesta de grasas y carbohidratos.Dietas ricas en azúcar, carbohidratos y grasas y pobres en proteínas.
Aceites de semillasLos ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) omega-6 inducen la inflamación y el estrés oxidativo.El consumo excesivo de PUFA n-6 aumenta el peso.

De todos modos, los autores de la hipótesis de supervivencia a la fructosa proponen que todas estas hipótesis se centran en aspectos importantes para el desarrollo de la obesidad y la diabetes, y que no son incompatibles sino complementarias. Es decir, la fructosa estaría en origen del problema, que se agravaría con la excesiva ingesta de calorías, de grasa y de carbohidratos. Más o menos, quedaría un panorama como el que se muestra en la siguiente imagen.

Si bien esta hipótesis plantea preguntas y desafíos, podría ser el catalizador para investigaciones más específicas enfocadas en la fructosa, que finalmente guíen a propuestas preventivas y terapéuticas más efectivas. En definitiva, resalta la necesidad de examinar detenidamente el papel de la dieta en la obesidad y sus trastornos asociados pero pone a la fructosa en el centro del problema.


Nota: Las tablas y figuras son adaptaciones del artículo original.

Referencias:

  1. EFSA. Scientific Opinion on the substantiation of health claims related to fructose and reduction of post-prandial glycaemic responses (ID 558) pursuant to Article 13(1) of Regulation (EC) No 1924/2006. 2011. http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.2903/j.efsa.2011.2223/epdf
  2. Lustig RH, Schmidt LA, Brindis CD. Public health: The toxic truth about sugar. Nature. 2012;482(7383):27-9
  3. Johnson RJ, Sánchez-Lozada LG, Lanaspa MA. The fructose survival hypothesis as a mechanism for unifying the various obesity hypotheses. Obesity (Silver Spring). 2023. doi: 10.1002/oby.23920
¿Te ha gustado? Compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.