Matrix, Babilonia y las legumbres

Matrix, Babilonia y las legumbres

Matrix es una de mis películas favoritas por muchos motivos. Me parece un argumento fabuloso que es plenamente vigente casi 20 años después de su estreno. Además, tiene escenas que son ya clásicas del cine. De todas, creo que la más famosa es aquélla en la que Morfeo ofrece a Neo una pastilla azul y otra roja. Si ingiere ésta última, le mostrará “hasta donde llega la madriguera de conejos”. Después de ingerir la píldora roja, Neo despierta en una cápsula donde las máquinas extraen la energía del cuerpo humano (éste es uno de los defectillos de la peli, pero al parecer fue una imposición de la productora).

Según el argumento, el desarrollo de la inteligencia artificial llegó al punto en que las máquinas toman conciencia de sí mismas y se dan cuenta de que el mundo sería mejor si ellas toman el control de los seres humanos (por este camino vamos). En ese momento comienza una guerra con los humanos, quienes deciden tapar el Sol con nubes para impedir que las máquinas reciban su fuente de energía.

Neo eligió la píldora roja.

 

A lo que vamos. Después de tomar la pastilla roja, Neo es retirado de la cápsula, cae al agua y es elevado hasta una nave. En su interior, Morfeo le presenta a sus compañeros de tripulación:

– Bienvenido… al mundo real.

– Morfeo, ¿qué me está pasando?¿Qué es este lugar?

– Más importante que «qué» es «cuándo».

– ¿»Cuándo»?

– Tú te crees en el año 1999…cuando estás, más bien, cerca de 2199. No te puedo decir exactamente qué año es… porque, la verdad, no sabemos. Las explicaciones verbales no son suficientes. Ven conmigo. Velo con tus propios ojos. Esta es mi nave…la Nabucodonosor (en la película lo dicen en inglés: Nebuchadnezzar).

La película está llena de referencias históricas y literarias, desde la ciudad de Sión hasta el mito de la caverna de Platón, pasando por Nabucodonosor II, el Grande, rey de Babilonia (asimismo, célebre por la ópera Nabucco, de Verdi).

Nabucodonosor aparece también en el Antiguo Testamento, en concreto en el Libro de Daniel (1:1-16), en relación con el que se puede considerar el primer estudio nutricional de la historia. Se trata de una especie de ensayo de intervención comparativo en voluntarios sanos, de diseño paralelo y diez días de duración para estudiar el efecto de las legumbres en la salud. Esto es lo que dice el libro de Daniel:

En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.

Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abednego.

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.

Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.

Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

El IP del estudio fue Aspenaz, el jefe de los eunucos, pero la idea, como pasa tantas veces, fue del predoc, Daniel. Nabucodonosor fue el agente financiador y me temo que sería el primer autor si se hubiera publicado el artículo. Claro que no sería un paper, sino un papiro (lo siento, no he podido evitarlo).

Por supuesto, sería harto complicado que una revista decente publicar semejante estudio, utilizando como variable de valoración la robustez de los sujetos. Además, el ensayo no tenía ningún tipo de aleatorización, cálculo del tamaño muestral, análisis estadístico posterior, ni nivel de significancia estadística. Pero es que estamos hablando del 600 a.C.

En el siguiente vídeo tenéis una “dramatización” del ensayo.

 

Que este episodio tuviera lugar precisamente en Babilonia no es de extrañar. La ciudad de Babilonia estaba situada en la Mesopotamia Baja. Sus ruinas existen aún hoy en día en Irak, a unos 110km al sur de Bagdad, justo entre los ríos Tigris y Eufrates. Esa zona es parte de lo que se denomina el Creciente Fértil, donde se considera que se originó la revolución neolítica en Occidente. En el Creciente Fértil, apareció la agricultura y se domesticaron algunas de las plantas (trigo, cebada y lino) y animales más importantes para la alimentación humana: vaca, cabra, oveja, cerdo y caballo. Además, de esta zona proceden los antepasados de muchas legumbres, como el garbanzo, el guisante, el haba y la lenteja, aunque sobre esto aún quedan algunas dudas.

Si Nabucodonosor II el Grande levantara la cabeza en el año 2199, año en que transcurre Matrix, se volvería a la tumba al comprobar que en esa época no quedan ya ni legumbres, ni carne ni vino en la Tierra porque los seres humanos taparon al sol. En la nave de Morfeo, por tanto, se tienen que conformar con “una proteína unicelular combinada con aminoácidos sintéticos, vitaminas y minerales; todo lo que el cuerpo necesita”, una especie de soylent sintético.

La comida en el Nabucodonosor… No muy apetitosa, la verdad.

No me extraña que Cifra los traicione por un chuletón virtual con una buena copa de vino, virtual también, claro está.

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