Nutri-Score se sale de madre, incluso antes de su implantación definitiva

Nutri-Score se sale de madre, incluso antes de su implantación definitiva

Hace ahora un año, el Ministerio de Consumo aseguró que en el primer cuatrimestre de 2021 se implantaría en España el sistema de etiquetado frontal Nutri-Score. Estamos en junio, y no hay visos de que se vaya a hacer a corto plazo. De hecho, aún no está aprobado el Real Decreto que regularía este sistema en España y varios grupos parlamentarios han presentado enmiendas al borrador, como nos contó Juan Revenga.

Aunque algunas empresas productoras y distribuidoras ya han implantado el sistema de forma voluntaria, es evidente que existe un retraso debido a las muchas reticencias que ha generado el modelo. Ya hablamos aquí del tema del aceite de oliva, que levantó de sus asientos al sector afectado, pero también a científicos y profesionales de la nutrición y que no se ha terminado resolver. Aunque en España Nutri-Score no será de aplicación para los aceites de oliva, en el extranjero sigue vigente, con una calificación que no corresponde a su calidad nutricional. Además, no existe consenso entre los nutricionistas ni científicos acerca de las supuestas bondades de este sistema, ni de su soporte científico.

Una de las preocupaciones que se han manifestado de forma recurrente es la posibilidad de que Nutri-Score se emplee para otros propósitos más allá de su objetivo original. De acuerdo con sus desarrolladores, el sistema se diseñó para que el consumidor pudiera hacer mejores elecciones de compra, priorizando los alimentos más saludables frente a los que no lo son, dentro de la misma categoría o familia. Sin embargo, algunos nutricionistas temen que se emplee Nutri-Score, por ejemplo, para afectar con impuestos a los alimentos, de modo similar a los impuestos a las bebidas azucaradas que se han implantado en algunos países (en España se ha implantado en Cataluña solamente). La incentivación o desincentivación del consumo de alimentos puede realizarse por varias vias. Por ejemplo, los productos con calificaciones favorables en Nutri-Score (A y B) podrían beneficiarse de reducciones en las tasas por ser más saludables, mientras que aquéllos con calificaciones más desfavorables (D y E), sufrirían un incremento impositivo.

Otro uso no previsto para Nutri-Score es el empleo para el diseño de menús completos. Sin embargo, hace pocos días pudimos ver esta imagen en las redes sociales, en la que se hace una estimación de Nutri-Score para un menú dirigido al público infantil. En este caso, que parece proceder de Carrefour Francia, se realiza un cálculo de la calificación de un menú en base a las calificaciones individuales de los alimentos que lo componen. El resultado es una B (verde claro), es decir, bastante saludable, aunque ningún nutricionista que se precie recomendaría a unos padres que le dieran esta comida a sus hijos.

El tercer uso inesperado de Nutri-Score podría ser servir de base fundamental para el diseño y elaboración de guías alimentarias. Las guías son adaptaciones para el público general de las recomendaciones en materia de nutrición que ofrecen determinados organismos e instituciones. Por ejemplo, en España, la guía más relevante es la elaborada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), aunque hay otras muchas. Habitualmente, las guías van acompañadas de representaciones gráficas, con diferentes formas, para facilitar que la ciudadanía pueda interpretarlas. Las más comunes tienen forma de pirámide, plato o rueda (aquí podéis ver ejemplos de algunas de ellas a nivel internacional).

Pues bien, tenemos las primeras evidencias de que se podría utilizar Nutri-Score para el diseño de estas guías o, al menos, de sus representaciones gráficas. Eroski Consumer ha creado la pirámide podéis ver bajo estas líneas y que contiene, en sus diferentes niveles, alimentos calificados según el algoritmo de Nutri-Score. Llama la atención que, a pesar de que Nutri-Score no se aplica a alimentos frescos, la mayor parte de los que encontramos en esa pirámide lo son. El propósito de la pirámide es demostrar que Nutri-Score se ajusta perfectamente a la Dieta Mediterránea.

Con el mismo propósito, se ha hecho esta adaptación de la “pirámide universal de la Dieta Mediterránea”, creada por el Centro de Investigación Social sobre la Dieta Mediterránea de la Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles (MedEatResearch). De nuevo, se hace un cálculo de Nutri-Score para alimentos que no deberían llevarlo por ser frescos y se asocia con la Dieta Mediterránea. Pilar Galán, una de las investigadoras implicadas en la creación de Nutri-Score, tuiteó esta pirámide como muestra de que el sistema es coherente con la Dieta Mediterránea.

Evidentemente, y más allá de que Nutri-Score no fuera desarrollado con este propósito y de que los alimentos incluidos no deberían ser calificados, la inclusión de unos u otros es completamente arbitraria. Para demostrar que se puede confeccionar una pirámide de ese tipo con productos alimenticios que sí pueden ser calificados por Nutri-Score (alimentos envasados) y que de ningún modo debería emplearse para hacer recomendaciones nutricionales, yo mismo he creado una. Como veréis, es todo un despropósito.

En esta pirámide, he separado los alimentos en 5 niveles en función de las 5 calificaciones de Nutri-Score (A, B, C, D o E). De acuerdo con este sistema de etiquetado frontal, se debería priorizar el consumo de alimentos de la categoría A (verde oscuro), por lo que la he colocado en la base de la pirámide, del mismo modo que en los ejemplos anteriores. Asimismo, he colocado en la parte superior alimentos de la categoría E (naranja oscuro), que deben consumirse ocasionalmente o no hacerlo en absoluto, según el modelo. En los otros niveles, están los alimentos calificados de la B a la D. En ningún caso he incluido alimentos frescos u otros que en España no debieran llevar etiqueta Nutri-Score, como el aceite de oliva.

Disclaimer: Las calificaciones han sido recogidas del propio envase o de la web Openfoodfacts, así que puede haber algún error.

Analicemos el resultado:

Todos lo alimentos de la base de la pirámide tienen calificación A y, por tanto, la máxima calidad nutricional de acuerdo con Nutri-Score. Ahí tenemos algunos productos tan poco recomendables como pizza, preparados de pasta, sopas preparadas o galletas bajas en azúcar. Además, podemos ver otros alimentos que podrían formar parte de una dieta saludable, pero que, de ningún modo, deben encontrarse en la base de la pirámide, como los filetes de cerdo o los yogures.

Algo similar ocurre en el siguiente nivel, el B (verde claro), donde encontramos productos como la conocida Coca-Cola light, que tanto debate a generado, cacao y cereales para desayuno, snacks, helados y pan de molde, entre otros. La mayoría de los nutricionistas situarían estos productos en la cúspide de la pirámide o directamente fuera de ella.

El el nivel central (C, amarillo), tenemos un batiburrillo de alimentos. Desde alimentos relativamente saludables como un gazpacho envasado o el queso fresco, hasta los nuggets de pollo. Todos dentro de la misma categorización en Nutri-Score y, por tanto, igualmente saludables según este sistema.

El nivel D (naranja claro) es considerado el primero con alimentos poco saludables según Nutri-Score. Sin embargo, podríamos confeccionar una pirámide alimentaria basada en este sistema de etiquetado en el que encontráramos alimentos muy respetables como unos garbanzos con espinacas, una quiche de verduras, aceitunas de mesa o una ventresca de atún en aceite de oliva en este nivel.

Finalmente, en el nivel E encontramos alimentos manifiestamente insanos y nada recomendables, según Nutri-Score. En este nivel, tenemos alimentos como el jamón serrano o las anchoas en aceite. Efectivamente, estos alimentos deberían ser consumidos solo de forma ocasional, pero de ningún modo me parece que merezcan una calificación tan negativa si se los compara con algunos que podemos encontrar en los otros niveles de la pirámide.

Me permito recordar que el propósito de este ejercicio es mostrar el sinsentido de hacer recomendaciones nutricionales en guías alimentarias empleando para ello el sistema Nutri-Score y no determinar si Nutri-Score es o no un sistema de etiquetado frontal eficaz. De confeccionarse una guía alimentaria empleando Nutri-Score, cualquier persona podría consumir los alimentos que he incluido en este engendro de pirámide y considerar que está comiendo de forma saludable. Tengo que reconocer que me ha resultado muy difícil encontrar alimentos sanos que tengan una calificación E, pero también es cierto que es relativamente sencillo encontrar alimentos poco recomendables con calificaciones A y B.

Recuerdo también que soy plenamente consciente de que Nutri-Score debe ser empleado para comparar alimentos de la misma categoría. Pero, ¿realmente la población lo va a hacer? ¿O más bien comparará cualquier alimento con cualquier otro? Muchos teníamos dudas ya a este respecto, pero después de los usos que se empiezan a dar al sistema, y que he tratado de mostrar aquí, nos tememos lo peor.

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