Nutriscore, octógonos… ¿funcionan los sistemas de etiquetado frontal de alimentos?
Nutriscore, octógonos… ¿funcionan los sistemas de etiquetado frontal de alimentos?
El anuncio del Misterio de Consumo de la implantación de Nutriscore como sistema de etiquetado frontal de alimentos ha desatado comentarios de todo tipo en los últimos meses, sobre todo en la red social Twitter. Algunos de ellos, como Pilar Galán, se muestran completamente a favor de este modelo , mientras que otros, como Juan Revenga, se posicionan en contra. En esta entrada de El Comidista, Juan se pregunta si en realidad no sirve para blanquear ultraprocesados. Finalmente, están los que afirman que menos es nada. Varias personas me han pedido que dé mi opinión al respecto, pero no he querido hacerlo hasta terminado el curso Hacia un enfoque integral del etiquetado nutricional de alimentos, impartido por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
A pesar de que es novedoso en España, la implantación de sistemas de etiquetado frontal de alimentos no es nueva. En algunos países se llevan utilizando desde la última década del siglo pasado. De todos modos, sí es cierto que en los últimos años son cada vez más los países que están optando por la utilización de este tipo de etiquetado, en la mayoría de los casos, de forma voluntaria.
¿Qué es el etiquetado frontal o FOPL?
El etiquetado frontal (FOPL por sus siglas en inglés) se refiere a los sistemas de etiquetado nutricional que se presentan en el frente de los envases y que proporcionan información de forma sencilla, a menudo gráfica, sobre el contenido de nutrientes o la calidad nutricional de productos alimenticios. Las políticas de etiquetado, incluido el etiquetado frontal, se alinean con las directrices de protección al consumidor de la ONU.
“la adopción de etiquetas de advertencia en la parte frontal de los envoltorios de alimentos y bebidas no saludables está en línea con la obligación de los estados de proteger el derecho a la salud”.
Dainius Püras, Relator Especial de la ONU en Derecho a la Salud.
Nutriscore no es el único sistema de etiquetado frontal, sino solo uno de los más recientes. Se podría afirmar, sin temor a equivocarse demasiado, que el número modelos de etiquetado frontal diferenes supera la decena. Sin embargo, hay cinco modelos que se pueden considerar como principales, bien porque se emplean con mayor frecuencia, bien porque han servido de modelo para el desarrollo de otros sistemas. Hagamos un breve repaso y veamos aspectos positivos y negativos de cada uno.
Cerradura
Es un sistema muy sencillo. Si la etiqueta muestra una cerradura verde, el alimento es saludable, si es negra, el alimento no es saludable. Para establecer los criterios de selección se incluyen 33 grupos de alimentos en base a 100 g o ml (según sea sólido o líquido). Los criterios de referencia varían para cada grupo de alimentos.
- Países que lo emplean: sobre todo países del norte de Europa.
- Aspectos positivos: Tiene una buena imagen entre los consumidores ya que es visto como un sello de calidad y confianza. Impide la incorporación de alimentos que contengan edulcorantes como aditivos.
- Aspectos negativos: Al otorgar el símbolo negro a todos los productos que no alcanzan el verde, se puede interpretar que son todos ellos son perjudiciales. Según la Agencia Nacional de Alimentación de Suecia, los productores consideran que no tiene utilidad y les supone un mayor gasto en envasado, por lo que lo usan poco. Se observó un desajuste entre el contenido de sal en los alimentos y el criterio empleado.
Logotipo de elección saludables
Es otro de los primeros modelos propuestos, ya que fue introducido por primera vez en los Países Bajos en 2006. Este logotipo fue desarrollado por las principales empresas de alimentos del país (ConAgra, Kellogg’s, Kraft Foods, Pepsico, Unilever y otras). A pesar del tiempo que lo llevan empleando, o quizá debido a ello, el gobierno de los Países Bajos ya ha anunciado que van a dejar de utilizarlo y que implantarán Nutriscore.
El sistema otorga un sello de aprobación a los alimentos que cumplen con ciertos normas, como no exceder los umbrales definidos para grasas (saturadas, trans y totales), sodio, colesterol y azúcares añadidos, y deben incluir calcio, fibra o ciertas vitaminas. En sus inicios, incluía 9 grupos de alimentos básicos y 6 grupos de alimentos no básicos y los criterios se establecían sobre la base de 100 g o una ración.
- Países que lo emplean: Además de los Países Bajos, lo han implantado otros como Singapur, Tailandia, Malasia y Brunei.
- Aspectos positivos: Se trata de un sistema muy sencillo, que no tiene ninguna dificultad para su interpretación. Además, considera la presencia de micronutrientes y ácidos grasos trans.
- Aspectos negativos: Se trata de una especie de premio a algunos alimentos nada más. No es interpretativo y el papel de la industria en su desarrollo fue muy importante, por lo que algunos productos no saludables que se deberían consumir poco o nada, podrían tener el logo.
Semáforo
El modelo Semáforo utiliza colores típicos de los semáforos para indicar nutrientes beneficiosos (verde) y dañinos (ámbar y rojo). Incluye energía, grasas totales, grasas saturadas, azúcar total y sodio como nutrientes clave para la evaluación. El algunos países, los criterios se establecen en base a 100 g y en otros por ración.
- Países que lo emplean: Reino Unido, Ecuador (donde es obligatorio) y Corea del Sur.
- Aspectos positivos: Se denomina así porque utiliza los colores típicos de los semáforos (verde, ámbar y rojo) para denotar un contenido favorable o no favorable de nutrientes. Por ese motivo sería más fácil de entender por el consumidor. Proporciona información acerca de los nutrientes de mayor importancia para el consumidor, como calorías, azúcar, grasas y sal. Al contrario que en los casos anteriores, mostrar en rojo un exceso de nutrientes sirve como símbolo de advertencia.
- Aspectos negativos: El consumidor no obtiene una valoración global del alimento. Es decir, no es categórico, ya que no califica a los alimentos en saludables y no saludables. La presencia de colores rojo y verde en el mismo producto puede llevar a confusión. De hecho, la OMS consideró que el semáforo nutricional “complica la decisión de compra del consumidor medio”. No distingue entre tipos de grasas, por lo que perjudica mucho a aceites considerados saludables como el aceite de oliva virgen.
Nutriscore
Se desarrolló en Francia en 2017. Se trata de un sistema voluntario que combina un sistema de clasificación por letras (de la A a la E) con una codificación por colores (de verde a rojo), de tal manera que una A se corresponde con el color verde oscuro y se aplica a los alimentos más saludables, mientras que la E se corresponde con el color rojo y se aplica a los menos saludables. Para el cálculo de las letras y colores se emplea un algoritmo (ver imagen), que tiene en cuenta el contenido de frutas y verduras, fibra y proteínas para una puntuación positiva, y el contenido de energía, azúcar, ácidos grasos saturados y sodio para una puntuación negativa. Los criterios se establecen en base a 100 g o ml.
- Países que lo emplean: Francia, Bélgica y en un futuro muy próximo en España y Alemania. Aunque otros países europeos también se están planteando su implementación, la Comisión Europea no se compromete con el uso de la etiqueta NutriScore, sino que aboga por otro modelo que sea más efectivo. Por eso, se plantea realizar un estudio y empezar a hablar del tema a finales del año 2022.
- Aspectos positivos: Es un sistema similar al semáforo nutriconal, pero más sencillo e intuitivo, que además de mostrar colores, incluye letras. La calidad nutricional global del producto se muestra con un círculo de mayor tamaño para que destaque. La publicación del algoritmo facilita su verificabilidad, aunque en ocasiones no puede hacerse utilizando los ingredientes y la tabla de composición nutricional de la etiqueta trasera por la falta de información sobre el contenido de fibra o las cantidades de frutas y verduras. Permite diferenciar la calidad nutricional de alimentos pertenecientes una misma categoría (cereales de desayuno, conservas de pescado, etc.) o entre alimentos del mismo tipo pero de diferentes marcas.
- Aspectos negativos: Además de los problemas de verificabilidad mencionados, en ocasiones se dan contrasentidos entre distintos grupos o marcas y a veces dentro del grupo, como ya puso de relieve Luis Jiménez en su cuenta de Twitter y en su blog. También se ha criticado que pequeñas reformulaciones del producto permiten cambios de categoría (ver imagen) y que no tiene en cuenta el grado de procesamiento de los alimentos, aunque es algo que otros modelos tampoco hacen. Como ya se ha mencionado, se diseñó para comparar productos dentro de la misma categoría pero es fácil pensar que muchos consumidores compararán alimentos de diferentes categorías y valorarán como saludable un alimento con calificación A o B sin compararlo con otros. Es la crítica principal que hacen los dietistas-nutricionistas. Por otra parte, es necesario señalar que perjudica a los aceites, lo que llevó a modificaciones algo artificiales del algoritmo, para beneficio de los aceites de oliva, colza y nuez, pero no otros. Sobre esto, ya escribió con detalle Juan Revenga.
Símbolo de advertencia (octógonos)
También en 2017, Chile fue el primer país en adoptar un modelo de etiquetado frontal que consiste en la inclusión de símbolos de advertencia para alimentos y bebidas envasados. Se requiere poner un símbolo negro en los alimentos que tienen un alto contenido en grasas saturadas, azúcares totales o sodio, además de energía. La Ley Chilena de Etiquetado y Publicidad de Alimentos prohíbe la comercialización de alimentos con estas etiquetas a menores de 14 años, así como su venta en las instalaciones de las escuelas primarias. Los criterios se establecen sobre la base de 100 g o ml.
- Países que lo emplean: Chile, México, Perú, Finlandia, Israel.
- Aspectos positivos: El uso del color negro, que recuerda a las advertencias de los paquetes de tabaco, llama la atención más que los colores de los otros modelos. Resalta el contenido de grasas saturadas, azúcares y sal, componentes habituales de alimentos ultraprocesados. No muestra advertencia sobre grasas totales, por lo que no perjudica a las saludables. En cambio, sí incluye a los ácidos grasos trans.
- Aspectos negativos: No se incluye en algunos envases pequeños, por ejemplo, chocolatinas y caramelos, aunque sí en envases al por mayor de estos mismos productos. El consumidor puede interpretar que todos los productos sin octógonos son igual de saludables, lo que incluye a alimentos que contienen edulcorantes o las versiones “light” de productos ricos es azúcar.
¿Cuál de estos sistemas es más eficaz?
Es muy difícil valorar la eficacia. Para eso es necesario realizar estudios científicos diseñados a tal efecto. Pero, probablemente, lo más importante sea establecer el criterio de eficacia. No es lo mismo valorar la eficacia en términos de la apreciación del consumidor por uno u otro modelo, la compra de productos alimenticios, su consumo o marcadores de salud como el sobrepeso o las patologías derivadas.
Por otra parte, para valorar la eficacia es imprescindible considerar el máximo grado de evidencia disponible. En ciencia, ese grado lo alcanzan los meta-análisis de ensayos clínicos controaldos y aleatorizados. Aunque existen bastantes estudios que han indagado sobre la percepción de los consumidores y su valoración de uno u otro modelo cuando se les muestran diferentes tipos de etiquetado sobre un mismo producto, hay muchos menos estudios que valoren compra y consumo reales.
En cualquier caso, vamos a ver de qué evidencia disponemos, considerando los meta-análisis y las revisiones sistemáticas, por encima de otros estudios.
Un meta-análisis publicado en 2019 son resultaods de 114 artículos valoró las percepciones e intenciones de compra de productos con etiquetado frontal1. Los investigadores del departamento de marketing de la Universidad de Amsterdam encontraron que los modelos de advertencia y el semáforo nutricional facilitaban el reconocimiento de alimentos más saludables, así como su intención de compra . Sin embargo, estos sistemas fueron incapaces de influir sobre la identificación de los componentes ni sobre la intención de consumo de forma significativa. Por su parte, el único cambio significativo que consiguió el logotipo de elección saludable fue confundir a los participantes sobre la composición nutricional de los alimentos evaluados.
Este mismo año, investigadores del University College de Londres publicaron otro meta-análisis que contenía resultados de 14 estudios sobre compra y consumo de alimentos en función del etiquetado frontal 2. Concluyeron que la presencia de etiquetado frontal en su conjunto reduce las compras de productos ricos en energía, grasa, grasas saturadas y azúcar, aunque muy ligeramente. No encontraron efectos sobre el consumo de esos mismos productos.
Al comparar los diferentes modelos de forma individual, estos investigadores encontraron que el modelo de advertencias conseguía significativamente reducir la compra de alimentos ricos en energía, sodio y azúcar. El semáforo era eficaz también reduciendo la compra de sodio, pero el logotipo de elección saludable y el Nutriscore no consiguieron resultados significativos.
Hace casi un año, investigadores de la Universidad Católica de Lovaina publicaron una revisión sistemática que recogía el conocimiento actual sobre la capacidad de persuasión en la compra de alimentos de varios sistemas de etiquetado de alimentos 3. De entre los sistemas estudiados, el mejor calificado fue Nutriscore, con un 100% de eficacia y el peor el logotipo de elección saludable. Sin embargo, es necesario señalar que solo uno de los estudios analizados incluía el Nutriscore, por lo que los resultados deberían tomarse con cautela. Además, ese único estudio incluido en la revisión no comparaba Nutriscore con otros modelos y en él participaban promotores del modelo en Francia.
De hecho, los promotores del modelo Nutriscore han realizado un gran esfuerzo por demostrar que el sistema es eficaz en diversos estudios realizados con diversas poblaciones de diferentes países como Italia, Suiza, Países Bajos, Bélgica, México y España. En todos ellos, los resultados eran favorables frente a los otros modelos. La mayoría de ellos han sido publicados durante el último año, razón por la cual es probable que aún no hayan sido incluidos en meta-análisis recientes.
Conclusión
Una de las críticas más habituales a los sistemas de etiquetado frontal se refiere a su efectividad sobre el problema que intentan abordar en último término. Los más escépticos consideran que, dado que la evidencia actual sobre el efecto de estas etiquetas en las preferencias y compras de productos poco saludables es muy limitado, no se puede afirmar que sea capaz de reducir las enfermedades no transmisibles asociadas a alimentos. De hecho, puesto que algunos países llevan décadas empleando estos sistemas, se deberían haber visto ya algunos resultados. Sin embargo, la prevalencia de sobrepeso y obesidad, origen de algunas de esas enfermedades no transmisibles, ha seguido creciendo en esos países de forma similar a la de países que no implantaron sistemas de etiquetado frontal. Cierto es que nunca se podrá saber si el número de personas con sobrepeso habría sido mayor si no se hubieran implantado las etiquetas frontales.
En cualquier caso, siempre que se trata este tema es necesario recordar que las enfermedades no transmisibles tienen orígenes multifactoriales y que las preferencias de consumo de alimentos, que es lo que abordan estos sistemas de etiquetado son solo uno de ellos. Otro de los factores está asociado al precio de los productos alimenticios.
Recientemente, fue publicado en la revista PLoS Medicine un estudio que comparaba el efecto en la compra y el consumo de bebidas azucaradas en México y en Chile, gravadas con un impuesto del 6,7% y del 5%, respectivamente 4. Se observó que tanto el consumo como la compra de esos productos se redujeron en ambos países. Sin embargo, en Chile, donde ya se había implantado, el efecto sobre el consumo de bebidas azucaradas del modelo de etiquetado frontal de advertencia fue mucho mayor que el efecto del impuesto.
En consecuencia, no estamos ante un problema de resolución sencilla. Hay opiniones encontradas a uno u otro lado, que defienden soluciones diversas. El puzle de la alimentación saludable tiene muchas piezas y hay que colocarlas todas en su sitio para completarlo. La pieza del etiquetado frontal es solo una de ellas y, con los datos actuales, aún no sabemos si tiene la forma adecuada para encajar en el puzle. Quizá haya que remodelarla o quizá esa pieza no sea útil. Solo el tiempo y la ciencia lo dirá.
Nota: Los colegiados del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN) tienen acceso a un magnífico análisis comparativo de estos modelos.
Soy Científico Titular del CSIC y profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide. Me gusta investigar, la docencia y la divulgación, así que hago lo que puedo para dedicarle tiempo a las tres. Además, soy un apasionado de las presentaciones e imparto cursos para ayudar a otros a que sus presentaciones sean más eficaces.
- Ikonen I, Sotgiu F, Aydinli A, Verlegh PWJ. Consumer effects of front-of-package nutrition labeling: an interdisciplinary meta-analysis. Journal of the Academy of Marketing Science. 2020;48:360–383.https://doi.org/10.1007/s11747-019-00663-9
- Croker H, Packer J, Russell SJ, Stansfield C, Viner RM. Front of pack nutritional labelling schemes: a systematic review and meta-analysis of recent evidence relating to objectively measured consumption and purchasing. J Hum Nutr Diet. 2020;33(4):518-537. doi: 10.1111/jhn.12758.
- Poquet D, Ginon E, Goubel B, Chabanet C, Marette S, Issanchou S, Monnery-Patris S. Impact of a front-of-pack nutritional traffic-light label on the nutritional quality and the hedonic value of mid-afternoon snacks chosen by mother-child dyads. Appetite. 2019;143:104425. doi: 10.1016/j.appet.2019.104425
- Taillie LS, Reyes M, Colchero MA, Popkin B, Corvalán C. An evaluation of Chile’s Law of Food Labeling and Advertising on sugar-sweetened beverage purchases from 2015 to 2017: A before-and-after study. PLoS Med. 2020 Feb 11;17(2):e1003015. doi: 10.1371/journal.pmed.1003015.
Hola,
El algoritmo para el cálculo de Nutri-Score que se muestra en este artículo no es correcto, tiene errores en la fibra.
Un saludo.