Diseccionando una conferencia: «El Al Andalus que llevamos dentro»

Diseccionando una conferencia: «El Al Andalus que llevamos dentro»

He tenido la oportunidad de escuchar una conferencia de Antonio Manuel Rodríguez Ramos, a quien reconozco que no conocía, y que es profesor de Derecho Civil en la Universidad de Córdoba. Podéis verla aquí y repasar conmigo cada uno de los aspectos que vamos a analizar.

La charla me ha parecido una magnífica oportunidad para mostrar que una buena conferencia no tiene por qué ser aburrida por larga que sea. En concreto, esta dura noventa minutos. Sin diapositivas, sin vídeos, sin juegos, casi sin participación de la audiencia. Y, aun así, engancha.

En las próximas líneas voy a desmenuzarla para intentar explicar por qué el ponente consigue atrapar a la audiencia y salir exitoso tras hora y media hablando.

Antes de empezar, quiero aclarar que sólo me voy a fijar en la presentación en sí y no en su contenido. Aunque la mayoría de las ideas que propone el ponente me parecen razonables, no tengo conocimientos para criticarlas ni es el propósito de esta entrada.

Para hacer el análisis, me voy a centrar en tres aspectos: las claves, las ilustraciones y la puesta en escena. Empecemos.

1. Las claves

El Objetivo

Si una charla no tiene un propósito bien definido, es muy difícil, si no imposible, que sea un éxito. El objetivo de toda presentación es provocar un cambio. El de la charla que nos ocupa también, aunque el ponente, al principio de su intervención, afirma que no quiere convencer a nadie. No es cierto. Quizá no lo hace de forma consciente pero todo el discurso está diseñado para persuadir a su audiencia de que los orígenes de lo andaluz se remontan a tiempos inmemoriales y que los andaluces mantienen una identidad, metamorfoseada por las culturas de todos los pueblos que han pasado por esas tierras. Además, pone especial énfasis en el legado de los musulmanes, que no en vano habitaron tierras andaluzas durante ocho siglos. Si escucháis la conferencia, veréis que en varias ocasiones el ponente pide a su audiencia que se quede con algunas ideas clave. Si el propósito no es provocar una cambio en esa audiencia, ¿por qué tanto interés que asentar las ideas?

La audiencia

La audiencia debe ser el principal punto de atención del ponente en la preparación de su discurso. Todo lo que se haga y diga en la charla debe cumplir con las necesidades y las expectativas de la audiencia. De otro modo, no se conseguirá el objetivo.

En esta charla, el acto tiene lugar en la localidad andaluza de Tocina, provincia de Sevilla. El ponente es muy consciente de eso. Su audiencia es andaluza, así que habla para andaluces. La conferencia no está dirigida a personas de otras comunidades autónomas o de otros países. En muchas ocasiones habla en primera persona del plural, integrándose con la audiencia, formando parte del mismo grupo, los andaluces.

Aunque no se la aprecia en el vídeo, se entiende por algunos comentarios, que el público es pueblo llano de la localidad. Por tanto, las ideas, el lenguaje, las historias, los ejemplos, etc., están adaptados a los conocimientos, cultura y tradiciones de la audiencia. Es decir, los asistentes a la conferencia se identifican con las ideas y las ilustraciones que se están transmitiendo.

Los mensajes

Siempre es conveniente que haya mensajes claros en una presentación. En este caso, hay varios que es fácil de distinguir del resto de las ideas porque el propio ponente les hace énfasis pidiendo a la audiencia que preste especial atención cuando los va a pronunciar. No es muy habitual pero parece una buena estrategia.

Estructura

La estructura del discurso tiene varias funciones. Una de ellas es facilitar que el conferenciante recuerde más fácilmente las ideas que tiene que transmitir y su orden, sobre todo cuando se trata de una charla tan larga como ésta. Por otra parte, para la audiencia es más fácil seguir el hilo de la charla. En este caso, la estructura es muy clara. Consta de dos bloques: el primero dedicado a la historia de Andalucía y el segundo dedicado a ejemplos cotidianos que ilustran el pasado morisco de los actuales habitantes de la región.

A su vez, cada uno de ellos tiene su estructura particular. El primero avanza en orden cronológico: época prerromana, romana, visigótica, bizantina, musulmana y castellana. Es segundo está dividido en tres apartados: ejemplos cotidianos en el lenguaje, la Semana Santa como manifestación cultural y el flamenco.

El inicio y el final de una ponencia se consideran apartados fuera de la estructura, destinados a capturar la atención y a a fomentar el recuerdo, respectivamente. En este caso, el ponente arranca la presentación de una forma muy potente por la emotividad que encierra: una historia personal sobre su familia. Os lo dejo en este clip.

El final es un poco más desordenado. De hecho, se puede decir que hay más de un final porque sigue avanzando en el discurso una vez terminado y después de una pregunta. Eso no es lo idóneo porque puede desviar del tema principal y perderse la potencia del final preparado. Sin embargo, en este caso ambos finales son muy buenos por la carga emotiva, que consigue arrancar los aplausos espontáneos de la audiencia.

2. Las ilustraciones

Una buena conferencia debe apelar a las emociones de la audiencia. La conexión se establece a través de la emoción; sin ella, la atención se disipa y los mensajes se desvanecen. ¿Alguna vez has reflexionado sobre cuántas veces has asistido a una charla y lo que perdura en tu memoria es una anécdota divertida o una historia conmovedora? Las narrativas tienen un poder especial sobre nosotros. Es por eso que nos sumergimos en películas, teatro, novelas y series de televisión. Por eso conviene no limitarse a presentar ideas o datos fríos. Mucho mejor que eso es invitar a la audiencia a un viaje a través de la historia, compartiendo experiencias, éxitos y fracasos. En resumen, las emociones permiten que la audiencia empatice con el conferenciante como ser humano y que sus experiencias les inspiren. Siempre digo que las emociones tienen que estar relacionadas con la audiencia y el tema del discurso, pero hay una que debemos incluir siempre: la pasión. Creo que esta charla es el mejor ejemplo de ello. Fijaos cómo el ponente tiende a acercarse a la audiencia cuando quiere enfatizar su discurso.

Por otra parte, las ilustraciones contribuyen a entender mejor las ideas, de forma que se asimilen y se recuerden mejor. Lo ideal es incluir emociones en esas presentaciones, en forma de historias, ejemplos y metáforas. Fíjate en cuántas historias y ejemplos tiene la conferencia de la que hablamos. Os dejo algunos clips de como ejemplos.

Historias

Ejemplos

Metáforas

3. Puesta en escena

La habilidad humana para percibir el lenguaje no verbal es sorprendentemente aguda. Imagina cómo una simple frase puede transformarse si quien la pronuncia guiña un ojo al mismo tiempo; de inmediato interpretamos un significado opuesto. Por tanto, es crucial ser consciente del lenguaje corporal al comunicar: expresiones faciales, gestos, entonación, volumen, ritmo, el uso de pausas, muletillas, postura corporal y movimientos en el escenario. Todos estos elementos influyen en la forma en que tus mensajes son percibidos por la audiencia. Veamos cómo lo hace el ponente en esta charla.

Posición en el escenario

Como puede verse, el ponente espera sentado a que lo presenten y, acto seguido, se pone en pie. El resto de la conferencia la hace en pie, pero si nos fijamos en los últimos minutos, cuando se abre el plano, podemos ver que se ha bajado a la tarima para estar al nivel de la audiencia. De esa forma, el ponente consigue un mayor acercamiento, que fomenta la empatía y la transmisión de emociones, y en última instancia, contribuye al propósito de la charla.

Una vez en su lugar, no se mueve excesivamente. No camina de una lado a otro, sino que se mantiene en un punto fijo, con ligeros movimientos que acompañan al discurso pero que no distraen. Asimismo, el texto es acompañado por los gestos, que contribuyen a enfatizar las ilustraciones y las ideas.

En cuanto a la voz, el ritmo es calmado, hace muchísimas pausas, inflexiona la voz. Todo lo necesario para evitar la monotonía y mantener a la audiencia conectada. Veamos un ejemplo.

4. Algo para mejorar

Hasta aquí, podría parecer que estamos antes la presentación perfecta, y es cierto que se acerca mucho. Sin embargo, veo alguno puntos donde se puede mejorar y me atrevo a comentarlos.

Decía Aristóteles en su célebre Retórica que un discurso persuasivo contiene tres aspectos: logos, ethos y pathos. Con logos se refiere al contenido intelectual, con pathos al contenido emocional y con ethos al prestigio del ponente. En este caso, creo que falla ligeramente el prestigio. Aunque da la impresión de que el ponente es experto en el tema de la conferencia (y de hecho lo es mucho más que yo), se presenta como profesor de Derecho, mientras que la charla bascula entre la Historia y la Filología, lo que siembra algo de dudas sobre si las ideas que muestra son rigurosas o no. Por tanto, creo que el discurso habría mejorado aún más si hubiera mostrado evidencias de la veracidad de las afirmaciones que hace, más allá de los ejemplos.

Otros puntos mejorables son el principio y el final. Aunque he comentado que arranca muy bien, con una historia emotiva, creo que es demasiado larga, dura 7 minutos. Bien es cierto, que dado que la charla es de 90 minutos, eso supone menos del 8%, equivalente a un arranque de 3 minutos en una charla de 40. En cuanto al final, es importante cerrar la charla de una forma contundente, que deje a la audiencia con la seguridad de que se ha terminado. Sin embargo, en este caso, la verdad es que el ponente tiene la capacidad de terminar dos veces y las dos magníficamente.

Creo que una de las mejores formas de mejorar las habilidades en oratoria es ver cómo lo hacen otros y quedarse con aquello que nos sea más útil. Espero que puedas sacar mucho provecho de la charla de Antonio Manuel.

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